“El vicio primario de una persona es estar más preocupada por los demás que por sí mismo. Un auténtico egoísta está demasiado ocupado preocupándose de su propio bien como para tener tiempo de causar mal a otros. El mal se encontraría en relación con la envidia, la avaricia y la melancolía, las tres formas de no ser capaz de gozar del objeto, y por supuesto, de gozar de manera reflexiva de esa imposibilidad (…)
– El envidioso no envidia del otro la posesión del objeto preciado, sino el modo como el otro es capaz de gozar de ese objeto, por lo que para él no basta con robar y recuperar la posesión.
– El avaro posee el objeto, pero no puede gozarlo: que el objeto no sea consumido garantiza su estatus como objeto del deseo.
– El sujeto melancólico podría poseer el objeto, pero ha perdido la razón que le hizo desearlo …”
Zizek, Sobre la Violencia.