Por: Nidia González Airola
25 de marzo de 2017
En el presente ensayo se pretende hacer una breve reflexión y comentario acerca del “Psicoanálisis del mexicano” del filósofo Samuel Ramos; en esta reflexión se pretende dar respuesta a dos interrogantes: ¿es aún vigente la propuesta de Ramos acerca de la personalidad del mexicano?; y la segunda, ¿puede ser realmente ofensivo en la manera en la que describe al mexicano? Para empezar, hablaremos un poco acerca del autor y de la obra que nos interesa.
Samuel Ramos Magaña fue un filósofo mexicano, originario de Zitácuaro, Michoacán, quien había llegado a la ciudad de México para estudiar la carrera de medicina, la cual abandonó por la de filosofía. Al principio fue un gran seguidor de su maestro Antonio Caso, quien se oponía al positivismo y a la doctrina científica, y creía que el regreso a los valores era lo más importante para el futuro del país; sin duda, su pensamiento tuvo mucha influencia en el joven Ramos, sin embargo, la influencia de Caso se vio opacada posteriormente, cuando Samuel Ramos se encontró con la filosofía alemana, lo que provocó en él una reacción bastante crítica hacia el filosofo que en su juventud había admirado, critica que se debía a la falta de visión que Ramos veía en Antonio Caso:
Ramos acusa a su maestro de haberse estancado, de repetir lo mismo durante una década, de ser un orador más que un pensador, de que en sus libros no haya argumentos, sino sólo largas citas y declaraciones contundentes, de ser un divulgador en vez de un pensador original, de adoptar las doctrinas filosóficas movido por sus emociones y no por razones. 1
La particular influencia de Ortega y Gasset puede notarse en el parecido de ideas que existe entre el libro El perfil del hombre y la cultura en México de Ramos en el que se contiene el ensayo de nuestro interés, con el libro del español llamado El espectador, y siendo más específicos, entre “El psicoanálisis del mexicano” de Ramos y “El hombre a la defensiva”, ensayo del español contenido en el último libro. Aunque no se menciona a Ortega y Gasset en el ensayo de Ramos, el texto propone una lectura del carácter y la personalidad de los mexicanos, así como Ortega y Gasset habla en “El hombre a la defensiva” de la personalidad argentina y su narcicismo e indiferencia a la realidad.
Lo que Ramos llama la “psicología mexicana” lo divide en tres tipos: el pelado, el mexicano de la ciudad y el burgués mexicano. Dentro del texto se explican sus características y las causas de este comportamiento en el mexicano, para que finalmente, según su autor, podamos saber cómo cambiar nuestro mal encausado carácter mexicano. Según Ramos, dicho carácter se debe a un sentimiento de inferioridad, el cual nos provoca nuestra nacionalidad, es decir, que sentimos que ser mexicanos nos hace menos frente a otros países, sin embargo, no somos conscientes de ello:
En el caso del mexicano, pensamos que le es perjudicial ignorar su carácter cuando este es contrario a su destino, y la única manera de cambiarlo es precisamente darse cuenta de él.2
Aquí nos encontramos con el primer problema que presenta el carácter del mexicano, el no ser consciente de aquello que es, aquello que hace, nos encontramos frente a un mexicano tan acostumbrado a su personalidad ficticia que ha olvidado lo que siente, lo que lo lleva a actuar de tal o cual forma.
Con respecto al concepto de inferioridad, Ramos se basa en las teorías de Alfred Adler sobre el complejo de inferioridad que desarrollan comúnmente los niños, quienes, al compararse con sus padres o mayores, se sienten insignificantes. Por lo tanto, desde esta perspectiva, México puede ser visto como una nación infantil y todavía inmadura, la cual siente con la necesidad de compararse e imitar, o quizás superar, a las naciones ya maduras de Europa, de las que desciende gran parte de su cultura.
En el “pelado” es donde queda ejemplificado la perfección el sentimiento de inferioridad del que se habla anteriormente, este sujeto vive molesto con las naciones a las cuales pretende imitar, es un ser infeliz e iracundo, que no hace más que gritar al mundo lo maravilloso de su nacionalidad, porque necesita convencerse a sí mismo de que su nacionalidad vale tanto como las demás.
El pelado es un hombre primitivo, peligroso y de lenguaje grosero, un hombre impulsivo y sin pelos en la lengua, con su “alma al descubierto”, según Ramos, asocia su hombría con la nacionalidad. En palabras del autor, el pelado “constituye la expresión más elemental y bien dibujada del carácter nacional”3
El mexicano de ciudad es lo menos idealista posible, es desconfiado y niega todo. Al hablar de la desconfianza del mexicano de la ciudad volvemos una vez más al complejo de inferioridad, el mexicano de la ciudad desconfía en primera instancia de él mismo y es esto lo que lo hace desconfiar de todo lo que lo rodea y lo hace vivir a la defensiva. Trata de vivir al día, entretenido en la rutina de siempre con tal de no pensar, sólo se interesa por los fines inmediatos. Es susceptible y riñe constantemente. Es pasional, agresivo y guerrero, pero por debilidad, porque no tiene voluntad suficiente para controlar sus impulsos, entonces se hace creer a sí mismo que estos impulsos son señas de su valentía.
El burgués mexicano es inteligente y cultivado; según Ramos, este se siente inferior al igual que los otros dos grupos descritos, pero la suya no es una inferioridad económica, ni social, ni intelectual como podría alegarse que poseen los otros dos grupos, sino simplemente una inferioridad que se da por el hecho de ser mexicano. La diferencia entre éste y los otros dos tipos, es que él sabe disimular y controlarse más, no obstante, en un momento de ira puede llegar a ser tan pasional y tan vulgar como el pelado.
Ramos aclara que con estas teorías no está tratando de decir que el mexicano sea inferior, sino que se siente inferior, y considera que, una vez que el mexicano sea consciente de este sentimiento, puede luchar contra él para controlarlo y tratar de cambiar.
Explicado esto, pasemos a tratar de responder a las interrogantes expuestas en un principio. La primera pregunta fue: ¿es aún vigente la propuesta de Ramos acerca de la personalidad del mexicano? Para empezar, aclaremos que el ensayo se publicó primeramente en la revista Examen en 1932, para dos años más tarde ser incorporado en un libro. Para estas fechas, apenas habían pasado poco más de dos décadas desde el inicio de la Revolución Mexicana, entonces no debería extrañarnos que el carácter nacional que regía en dicho tiempo fuera muy patriótico.
Lo más probable es que Ramos advirtiera que la Revolución y la Independencia, ocurridas apenas un siglo atrás, y más atrás aún, con la conquista y el mestizaje, ponían sobre el mexicano una carga de resentimiento y de complejo de inferioridad, por lo tanto, ahora que México era “independiente” y “buscaba su propio camino”, Ramos esperaba que los mexicanos supieran aprovechar su libertad y que fueran conscientes de sus debilidades para trabajar en ellas y hacer madurar a su país. Los cual no llego a suceder, por lo menos no en ese tiempo.
A pesar del paso de los años, no se puede negar que hay en el pueblo mexicano un sinfín de “pelados”, ni podemos negar que, tal vez, en nosotros que creemos ser personas educadas y civilizadas, haya un pelado escondido. Si bien, no podemos decir que la situación del país es igual a la de aquella época, podemos, con toda certeza, decir que hay cosas que han cambiado y no para bien, aun ahora seguimos escuchando comentarios “inofensivos” de quienes guardan rencor a los conquistadores, escuchamos y decimos a todo pulmón que la cultura europea es más rica, que lo que se produce en otras partes es mejor.
Si volvemos a la teoría de Adler, podemos formular otra pregunta: ¿ha dejado de ser México el niño que se siente inferior frente a otras naciones?
Puede ser que actualmente los mexicanos leamos el texto de Ramos entre risas, sintiendo que estamos muy lejos de ser aquello que él describe, podemos incluso señalar al otro y decir que es un “pelado”, pero no se puede negar que la descripción del autor es vigente y, tal vez, siempre lo sea.
Ahora daremos respuesta a la segunda interrogante: ¿Puede ser ofensiva la manera en la que Ramos describe al mexicano? En mi opinión, no, y si hay quien se sienta ofendido por ella tal vez se deba a que es demasiado susceptible, en tal caso, dicha persona debería tener cuidado de no volverse un pelado.
NOTAS.
1. Hurtado, Guillermo, Samuel Ramos, filósofo, Cuadernos Americanos 139 (México, 2012/1), pp. 60.
2. Ramos, Samuel, El perfil del hombre y la cultura en México, pp. 50.
3. Ramos, Samuel, El perfil del hombre y la cultura en México, pp. 53.
BIBLIOGRAFÍA
HURTADO, Guillermo, Samuel Ramos, filósofo, Cuadernos Americanos 139 (México, 2012/1), pp. 59-69.
MEDINA HERNANDEZ, Julio César, La cultura nacional en el pensamiento filosófico de Samuel Ramos, COLOQUIO Reflexiones en torno a la celebración de los centenarios. Estudios críticos sobre Identidad Nacional.
RAMOS, Samuel, “El psicoanálisis del mexicano”, El perfil del hombre y la cultura en México, ediciones Colección Austral, agosto del 2001.